Ser un DeMolay es ser un buen líder, esforzándose al máximo para alcanzar los objetivos trazados. Para lograr estas metas, nos basamos en siete preceptos fundamentales:
1. Amor Filial
Este precepto resalta el amor que sentimos por nuestra familia, especialmente por nuestros padres. Recordamos con gratitud todo el cariño y los cuidados que nos han brindado. A medida que crecemos, a veces olvidamos los sacrificios de nuestros padres. Como DeMolays, nos comprometemos a retribuir este amor con consideración, tolerancia, cortesía, afecto y obediencia.
2. Reverencia por las Cosas Sagradas
Así como somos hijos de padres terrenales, también lo somos de un Padre Universal. Aunque no promovemos un credo religioso específico, respetamos profundamente todas las convicciones religiosas, creyendo que las bendiciones de este mundo provienen de Dios, siguiéndolo en el santuario de la fe.
3. Cortesía
La cortesía es una virtud fundamental. La mostramos hacia nuestros padres, desconocidos, ancianos, mujeres, amigos y hacia todos aquellos con quienes tratamos. Ningún hombre, joven o viejo, puede considerarse verdaderamente educado si no es cortés, y esta cortesía debe ser natural, no forzada ni presumida.
4. Compañerismo
El compañerismo es quizás la virtud más valiosa en la Orden DeMolay, pues engloba la amistad, la fidelidad, la lealtad y la confianza. No existe honor más grande que ser considerado un amigo de confianza, como un hermano.
5. Fidelidad
La fidelidad es tan importante como cualquier otra virtud. Cada uno de nosotros está llamado a practicar la lealtad día tras día, ya que queremos ser hombres en quienes se pueda confiar, fieles a nuestros amigos y leales a las responsabilidades que hemos asumido. Un joven que siempre cumple su palabra será respetado y apreciado por todos.
6. Pureza
La pureza de pensamientos, palabras y acciones es esencial. Debemos alejarnos de influencias insidiosas que puedan llevarnos a cometer grandes errores. Cuidemos nuestra lengua y no tomemos el Santo Nombre de Dios en vano. Una mente sana en un cuerpo sano es la mejor preparación para una vida adulta pura, noble y respetable.
7. Patriotismo
El amor por la patria es un valor fundamental. Debemos ofrecer a nuestro país una lealtad inquebrantable, no solo obedeciendo las leyes, sino también cultivando un civismo basado en el amor por nuestra nación. No es necesario estar en un campo de batalla para servir a la patria; la buena ciudadanía está en constante lucha contra el mal.